El Ultraismo
El Ultraísmo tiene bastante en común con el Creacionismo. Desde 1915, el movimiento modernista quedó liquidado. Juan Ramón Jiménez y algunos poetas menores intentan buscar nuevos caminos que fueran “más allá” (en latín “ultra”) del modernismo.
El primer brote en España de este movimiento subversivo de la vanguardia fue el ultraísmo, cuyo programa vino a reducirse a lo siguiente:
Abandono de lo decorativo modernista y del elemento anecdótico musical y emotivo. Instauración de una poesía esencialmente metafórica, de ahí la rehabilitación del poeta barroco español Luis de Góngora y Argote (1561-1627). La inspiración hay que buscarla en los temas más dinámicos y deportivos del mundo moderno.
Guillermo de la Torre defina así este movimiento:
“El ultraísmo busca la reintegración de lo lírico y la rehabilitación de la poesía. Usa los elementos puros e imperecederos: La imagen y la metáfora, y rechaza todos los elementos extraños: acción, motivos narrativos y retórica”.
Desaparece la rima y queda solamente el ritmo. Desaparecen las conexiones lógicas. Aparecen los valores visuales y el relieve plástico, en vez de la musicalidad y la retórica. En cuanto a los temas, el ultraísmo quiere introducir en la poesía temas hasta ahora no tenidos por literarios: las máquinas, la electricidad, el automóvil.
Rasgos del Ultraísmo
- Influencias del cubismo, del futurismo y del dadaísmo.
- Eliminación de la rima.
- Búsqueda de neologismos, tecnicismos y palabras esdrújulas llamativas.
- Imágenes y metáforas ilógicas: destacan el mundo del cine, del deporte, del adelanto técnico.
- Tendencia a establecer una fusión de la plástica y la poesía.
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